calidez en el fondo de la taza de chocolate
Un chocolate muy negro con galletas.
Sólo a las tantas de la noche, mientras mi familia está fuera. La calefacción está al mínimo y hace frío en casa, así que me acurruco en los pliegues de una manta que tengo en el salón.
Estoy empachado de la cena de nochebuena, pero más empachado estoy de mi familia, que si que tienen lo suyo... Las cenas navideñas son una agonía siempre, se pongan como se pongan. ¿De cena? Coctail de gambas (langostino agarrándose a un trozo de lechuga salvavidas mientras se ahoga en un mar de salsa rosa), solomillo (de medio centímetro de grosor y cocinado estilo 'suela de zapato') y patatas fritas (de bolsa, evidentemente; y la bolsa dando vueltas por la mesa, ¿para qué molestarse en ponerlo en platos?).
Sí, definitivamente el empacho no es por la comida. No, es ni por culpa de los postres, que hemos hecho entre mi madre y yo. Yo; tarta de requesón con base de galleta y un flan de chocolate; ella: Tiramisú y pastel de manzana. Y no ha sido por los postres porque apenas hemos tenido tiempo de probarlos; cuando sirvo a mi familia parece que estoy en una ONG ayudando a los pobres.
No, el empacho parece ser ese maldito recuento que siempre hago por dentro cuando en la tele no hacen nada y estoy lejos de mis amigos. Ese recuento que me obligo a hacer antes de fin de año cuando intento encontrar la maldita lista de prioridades del año nuevo, esa que el día 31 olvido redactar para el año siguiente y que el día 30 sigo buscando. Y este año no ha sido de lo mejor, la verdad. De hecho está en el 4º puesto de los peores años de todos. ¿Por qué? No, mejor no decirlo, que luego a saber a quién se lo contaréis. Pero os puedo asegurar que no son problemillas de adolescentes, creedme.
Última galleta. Podría acercarme al bote a coger alguna más, pero hay un nudo en el estómago y me queda más de media taza de chocolate para bebérmela. ¿Propósitos del año nuevo? Seguro que son los mismos que del año viejo, solo cambia la fecha y alguna otra nimiedad más.
Y ya oficialmente estamos a 25, día de navidad '¡felicidades a todos! ¡no dejen de comprar! ¡gracias, volved!' Espumillón hasta en la sopa y villancicos por todos lados, no es depresión y tampoco calidez. Se acerca a las ganas de volver a la rutina y enfrentarse a o que te venga, pero sabes que es lo que ya has pasado con algo más de experiencia.
Felices fiestas a todos/as. Que pase rápido, por favor, antes de que nos deprimamos más y saltemos por las ventanas.
Sólo a las tantas de la noche, mientras mi familia está fuera. La calefacción está al mínimo y hace frío en casa, así que me acurruco en los pliegues de una manta que tengo en el salón.
Estoy empachado de la cena de nochebuena, pero más empachado estoy de mi familia, que si que tienen lo suyo... Las cenas navideñas son una agonía siempre, se pongan como se pongan. ¿De cena? Coctail de gambas (langostino agarrándose a un trozo de lechuga salvavidas mientras se ahoga en un mar de salsa rosa), solomillo (de medio centímetro de grosor y cocinado estilo 'suela de zapato') y patatas fritas (de bolsa, evidentemente; y la bolsa dando vueltas por la mesa, ¿para qué molestarse en ponerlo en platos?).
Sí, definitivamente el empacho no es por la comida. No, es ni por culpa de los postres, que hemos hecho entre mi madre y yo. Yo; tarta de requesón con base de galleta y un flan de chocolate; ella: Tiramisú y pastel de manzana. Y no ha sido por los postres porque apenas hemos tenido tiempo de probarlos; cuando sirvo a mi familia parece que estoy en una ONG ayudando a los pobres.
No, el empacho parece ser ese maldito recuento que siempre hago por dentro cuando en la tele no hacen nada y estoy lejos de mis amigos. Ese recuento que me obligo a hacer antes de fin de año cuando intento encontrar la maldita lista de prioridades del año nuevo, esa que el día 31 olvido redactar para el año siguiente y que el día 30 sigo buscando. Y este año no ha sido de lo mejor, la verdad. De hecho está en el 4º puesto de los peores años de todos. ¿Por qué? No, mejor no decirlo, que luego a saber a quién se lo contaréis. Pero os puedo asegurar que no son problemillas de adolescentes, creedme.
Última galleta. Podría acercarme al bote a coger alguna más, pero hay un nudo en el estómago y me queda más de media taza de chocolate para bebérmela. ¿Propósitos del año nuevo? Seguro que son los mismos que del año viejo, solo cambia la fecha y alguna otra nimiedad más.
Y ya oficialmente estamos a 25, día de navidad '¡felicidades a todos! ¡no dejen de comprar! ¡gracias, volved!' Espumillón hasta en la sopa y villancicos por todos lados, no es depresión y tampoco calidez. Se acerca a las ganas de volver a la rutina y enfrentarse a o que te venga, pero sabes que es lo que ya has pasado con algo más de experiencia.
Felices fiestas a todos/as. Que pase rápido, por favor, antes de que nos deprimamos más y saltemos por las ventanas.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home